El individuo con depresión en primer grado, se siente un
poco triste y falto de interés por lo que ocurre a su alrededor, siente cierta
monotonía y pesadez p ara trabajar y estudiar; a su nivel afectivo se reduce
apreciablemente y aparece el mal genio, el descontento y la inconformidad; se
cansa fácilmente en el trabajo y demás actividades; se siente más inseguro e
indeciso que de costumbre; ante todo se preocupa por el futuro. Sin embargo, la
depresión en este nivel es fácil de superar, con un poco de motivación mediante
conferencias, lecturas recreaciones y descanso adecuado.
La depresión en segundo grado, es cuando el individuo comienza a
mermar por completo, su rendimiento en el trabajo, estudios y demás
actividades, tales como su actividad sexual y afectiva, intelectual y social.
Si se trata de un hombre empezara a fumar y a tomar con mayor frecuencia; lo
veremos triste, aburrido y de mal genio, tratando mal a sus amigos, su esposa y
sus hijos.
Si se trata de una mujer la
sorprenderemos llorando y suspirando con frecuencia, casi siempre pierde el
apetito y empieza a experimentar malestares físicos. En general el deprimido en
este grado ya suspende sus relaciones agradables y dinámicas con su familia y
amistades y cae en el silencio o en los comentarios pesimistas respecto a la
vida y al futuro.
Cuando el individuo por haber carecido de un
orientación oportuna, llega a caer en una depresión en tercer grado, ya nos
encontramos con un asunto bastante delicado de tratar, que por lo general
requiere asistencia psiquiátrica muy especializada, y tiene que ser recluido en
una clínica de reposo y recuperación, porque a estas alturas el enfermo ha
perdido toda capacidad para responder y reaccionar a los estímulos aportados
por lo que llamarías consejería o terapia verbal, ya en este grado el paciente
cae en un agotamiento total, y emocionalmente esta aparentemente muerto.
No
puede pensar ordenadamente ni manejar sus problemas y responsabilidades, todo
lo que piensa es e acabar, en rendirse, en suicidarse; diríamos que se le han
apagado todas las luces internas y no ve sino tinieblas. La energía de su
cerebro ha descendido al mínimo, y vienen las enfermedades psicosomáticas y la
reducción de la agudeza de los sentidos, como la vista y el oído, etc.
Debemos advertir que la
persona deprimida necesita una comprensión y ayuda oportuna y eficaz, de lo
contrario, de ahí al suicidio o la locura, solo restan unos pocos pasos. Advertimos
también que el periodo de la adolescencia es el más propenso a las depresiones;
aunque no quiere decir que las demás edades no lo sean. En resumen, el
deprimido necesita ayuda, ayuda y más ayuda, tanto de las personas que lo
rodean, como de sí mismo y del psicólogo.
RECUERDA
"Si
cambias tu forma de pensar podrás cambiar tu calidad de vida"
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