jueves, 26 de octubre de 2017

EL ESPÍRITU DESTRUCTIVO

EL ESPÍRITU DESTRUCTIVO 
La conducta de la persona destructiva, se caracteriza por la manía de destruir todo cuanto se cae en sus manos, es más común en los muchachos, por defectos de educación familiar; se sabe que el niño por tendencia natural quiere destruirlo todo, pero conforme el niño va creciendo es necesario irlo corrigiendo, para que nos destruya los libros, los útiles escolares, los muebles y la cosas del hogar. 

espíritu destructivo  Si no se corrige este defecto de la conducta, luego vamos a tener un individuo problema; porque en la ciudad lo veremos destruyendo los escaños, los jardines y los árboles de los parques y allí rompiendo los bombillos del alumbrado público y en la escuela y en el colegio es el que destruye los muebles, los cuadernos y los libros de sus compañeros; cuando adulto, será el que daña las herramientas, las máquinas y equipo de trabajo ; sus amigos no le podrán prestar nada por que devuelve destrozado, si es que lo devuelve.

 De tal manera que una conducta como esta es indeseable y provoca graves problemas hasta el punto de convertirse en una persona intolerable. Ahora bien, como esta clase de conducta es debida a una mala educación recibida en el hogar, desde la infancia impartida por sus padres; pues su educación consiste en que la misma persona que tiene estos efectos de conducta.

 se proponga a revisar su educación y dirigir conscientemente su comportamiento, cayendo en cuenta que esta forma de ser le hace imposible la convivencias con los demás, creando problemas y fracasos en sus relaciones. El yo inferior por lo regular es dos caras, por un lado se hace pasar por el gran amigo o la gran persona de confiar, pero por otra está allí lleno de envidia y de odio que las peores cosas se pueden esperar de ellos, estos yo internos están incapacitados emocional y mentalmente para poder perdonar a sus enemigos. No importa que tantas cosas hagan, al parecer no se les va su odio hacia estas personas y desean verlas muertas o infelices. El carácter destructivo es el enemigo del hombre-estuche.


El hombre escucha busca su comodidad y la médula de ésta es la envoltura. El interior del estuche es la huella que aquél ha impreso en el mundo envuelta en terciopelo. El carácter destructivo borra incluso las huellas de la destrucción. El carácter destructivo milita en el frente de los tradicionalistas. Algunos transmiten las cosas en tanto que las hacen intocables y las conservan; otros las situaciones en tanto que las hacen manejables y las liquidan. A éstos se les llama destructivos.

 El carácter destructivo tiene la conciencia del hombre histórico, cuyo sentimiento fundamental es una desconfianza invencible respecto del curso de las cosas (y la prontitud con que siempre toma nota de que todo puede irse a pique). De ahí que el carácter destructivo sea la confianza misma. El carácter destructivo no ve nada duradero. Pero por eso mismo ve caminos por todas partes.

 Donde otros tropiezan con muros o con montañas, él ve también un camino. Y como lo ve por todas partes, por eso tiene siempre algo que dejar en la cuneta. Y no siempre con áspera violencia, a veces con violencia refinada. Como por todas partes y caminos, está siempre en la encrucijada. En ningún instante es capaz de saber lo que traerá consigo el próximo. Hace escombros de lo existente, y no por los escombros mismos, sino por el camino que pasa a través de ellos. El carácter destructivo no vive del sentimiento de que la vida es valiosa, sino del sentimiento de que el suicidio no merece la pena. 

 RECUERDA

 "Si cambias tu forma de pensar podrás cambiar tu calidad de vida"

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